14 de noviembre de 2007

La Educación Rural bajo el prisma de una especialista catalana

Miércoles 14 de noviembre de 2007
La connotada académica de la Universidad de Barcelona, Roser Boix, estuvo de paso en Chile para continuar su trabajo de investigación con el equipo de Educación Rural de la Universidad de Playa Ancha. Todo ello, cuando hay señales inequívocas que en el país se avecina una gran reforma a la educación nacional.


Hace algunas semanas se encendieron las alarmas en lo que respecta a las proyecciones futuras de la Educación Rural en Chile y su importancia central en el desarrollo de vastas comunidades a lo largo y ancho del país. La voz crítica de algunos círculos de especialistas se dirigió con fuerza hacia la “factibilidad” o “sustentabilidad financiera” que poseen este tipo de establecimientos, como único rango cuantificable del relativo éxito o fracaso de los proyectos.

Y es que cuando el quehacer educativo se mide exclusivamente a partir de cifras, datos o porcentajes, lo que se está haciendo es desconocer el legado que por décadas ha generado la Educación Rural en pueblos y comunidades que para el citadino tipo resultan totalmente desconocidas. El sistema educativo no urbano ha jugado un papel fundamental y así lo indica la historia en alguno de sus más memorables pasajes.
*En la foto, la académica catalana, Roser Boix,
junto a los profesores porteños
Fernando Leiva, Fernando Mandujano y Carlos Moreno.

Por todo ello, desde las Universidades (y de las políticas públicas) el ejercicio de teorizar e investigar a partir de la Educación Rural es un deber de primer orden. En ese sentido, la Universidad de Playa Ancha, que posee una carrera de Pedagogía en Educación Básica con mención en Educación Rural y Desarrollo en su Sede San Felipe, es pionera, estableciendo importantes vínculos con diferentes y reconocidas especialistas de todo el mundo.

Una de ellas es la académica de la Universidad de Barcelona, Roser Boix, quien hace años trabaja junto a la Upla en la investigación del quehacer rural nacional y su similitud con otros escenarios latinoamericanos y del mundo. La profesora española estuvo de visita hace algunas semanas en Valparaíso para trabajar con el equipo de Educación Rural de la institución porteña. He aquí algunas de sus impresiones.


¿Cuál es el estado actual de la educación rural en Chile?
A mi entender, la escuela rural en Chile va por buen camino; hay un potencial que creo no debemos olvidar nunca, ni desde las universidades ni desde las administraciones públicas que son los maestros rurales en activo y los que se encuentran en formación.
Sin duda alguna, la falta de recursos humanos y materiales repercute directamente en la calidad de la educación rural y es necesario avanzar en estos aspectos; pero también se requiere de una organización de escuelas rurales que realmente pueda atender a las verdaderas necesidades del contexto rural; me refiero a avanzar en los microcentros desde una perspectiva de gestión y también desde una perspectiva pedagógica; es necesario, a mi entender replantear los microcentros como verdaderas unidades de organización, gestión y desarrollo pedagógico.

¿Cuáles son los pasos a seguir para mejorar la educación rural en Chile?
Como he dicho anteriormente, es necesario dotar de más recursos humanos y materiales a la escuela rural, replantear los microcentros, formular una legislación específica para la escuela rural y seguir trabajando en la formación inicial y continua de los maestros. Creo de todas formas que se está trabajando en esta línea.
¿Cuáles son sus conclusiones al ver la realidad de localidad rurales de la región de Valparaíso?
En la primera visita que hice a Chile en el año 2002 ya me encontré con que una vez en el interior de las escuelas rurales de la Región, no había tantas diferencias con las escuelas rurales catalanas. Para mi fue muy interesante comprobar cómo la organización de tiempo y del espacio, por ejemplo, eran muy similares a las catalanas. En esta ocasión, pude corroborar que la metodología didáctica, excepto en el caso de la utilización de libros de texto, con grupos heterogéneos, va en la misma línea que la nuestra; es fruto de la necesidad y de atender a las diferentes necesidades, capacidades e intereses de niños y niñas de distintas edades. Es un modelo de escuela del que también se puede aprender y creo que la escuela urbana debería echar un vistazo a la escuela rural y reflexionar sobre el trabajo pedagógico que se desarrolla en esta tipología de escuelas.